viernes, 15 de enero de 2010

19-El comunismo es algo genético: incluso en el homo sapiens existe el gen comunista

Entrevista con el señor Virgiliu Zbăganu, presidente del comité de reorganización del Partido Comunista Rumano. La opinión estudiantil, número 2(84), febrero de 1992. Entrevista realizada por Andreea Pora, que representa la compresión, de un modo particular, de una cinta de sesenta minutos [1].

Virgiliu Zbăganu es una rara avis en el paisaje político rumano. Participante tanto en la manifestación del 21 de diciembre de 1989 en el Hotel Intercontinental, como también en la manifestación en la Plaza de la Universidad, él se considera anticeauşista, anti- Frente de Salvación Nacional, anti- Partido Socialista del Trabajo, y tiene el coraje de afirmar que es un comunista verdadero y que todas las imágenes mostradas hasta ahora del comunismo han sido deformadas, por lo que Marx tiene todavía un futuro. En el año 1991 él sentó las bases del grupo de iniciativa para reorganizar el Partido Comunista Rumano.

– ¿Cuándo y por qué se hizo miembro del partido?

– Mientras estudiaba en la facultad. También entonces se me hizo esta pregunta, y la respuesta fue: porque soy marxista. La ideología oficial del partido era el marxismo.

– ¿Es usted dogmático?

– Dogmatismo significa adhesión a un conjunto de principios que no pueden ser cambiados de lugar; ahora bien, no creo que exista una sola oración que yo no pueda argumentar cuando hay contraargumentos. Seguro, si se trata de un vicio lógico, si se trata sin embargo de axiomas, éstos no se demuestran. Son idénticos a los axiomas de la moral comunista y esto no se demuestra. El comunismo es algo genético, en el homo sapiens existe el gen comunista.

– ¿En qué tipo de posición se situaría respecto a la ideología del régimen Ceauşescu?

– Me gustaría saber cuál fue esa ideología, que es tan difícil de delinear. Nosotros no vivimos en una sociedad socialista, sino en una a la que podríamos llamar “socialismo de cuartel”, a menudo en dramática contradicción con los principios fundamentales del dogma. Se afirmaba que vivíamos en la dictadura del proletariado. Es una mentira grosera. El proletariado no ha ejercido jamás ningún tipo de poder, porque no se ha encontrado en el poder por espacio de cuarenta años.

– ¿Ha reaccionado alguna vez en contra del régimen?

– Oposición abierta no se podía hacer. La institución de la disidencia fue maniobrada. No todo opositor era disidente, él tenía que ser reconocido con los documentos en orden por parte del poder. Los únicos a quienes se les aceptó la oposición fueron los que tenían relación con los servicios extranjeros de información. No hay excepciones a esta regla. Hubo personas que desaparecieron y de las cuales nadie dice nada. Durante el último Congreso hubo miembros de partido que votaron en contra de la reelección, y fueron arrestados. Nadie ha hablado de ellos.

– ¿Usted cómo votó entonces?

– En contra, por supuesto.

– ¿Y cómo es que no fue arrestado?

– No hice público mi voto.

– Hubo, sin embargo, personas que pasaron por los calabozos de la Seguridad.

– Caprichos. Que venga alguien a decirme que el señor Băcanu fue torturado.

– Sé que usted participó en los acontecimientos de Diciembre. ¿Era consciente entonces de que ellos conducirían al derrumbe del comunismo?

– En ningún caso podía creer que semejante obscenidad sucedería. Por otra parte, en la Plaza de la Universidad, el número de los que en realidad eran hostiles al comunismo era reducido. Dan Iosif leyó un papelillo en el que decía “abajo el comunismo”, algunos repitieron, yo dije en voz alta a mi alrededor que no estoy de acuerdo con esta consigna. En la cinta del 22 de diciembre presentada por Tatulici y Tatomir se ve claramente que la consigna no prendió. Durante los meses siguientes se pudo organizar la histeria anticomunista en condiciones en las que, de facto, el partido fue proscrito. De hecho cualquier movimiento de izquierda fue proscrito.

– ¿Qué opinión tiene de Ion Iliescu y la estructura que ha traído al poder?

– Iliescu ha decepcionado a la izquierda, tiene muchas cosas que explicar a sus compañeros de izquierda.

– ¿Y el Frente?

– Me pareció sospechoso desde el mismo comienzo, por los numerosos personajes no creíbles que aparecieron en frente. Después de que Petre Roman leyera el programa de gobierno en junio de 1990, quedó claro que el Frente corría el riesgo de transformarse en una formación política de derechas. La adhesión de las masas se explica porque el electorado rumano es de izquierdas.

– ¿A quién votó?

– Voté la lista de unos independientes de Buzura, y para el Senado al Partido Socialista Democrático.

– ¿Es miembro del partido de Ilie Verdeţ?

– No, porque no he tenido la ocasión. El partido se formó en una cierta conspiración, en aquella célebre conferencia del 11 de noviembre de 1990, a la que yo no fui invitado.

– ¿Ha creado el Partido Comunista?

– El Partido Comunista existe, sólo hay que reorganizarlo. He participado en la fundación del Comité de Reorganización.

– ¿Junto a quién?

– Junto a personas conocidas más o menos por el público, como es Bălăşoiu. Él fue vicepresidente del P.D.M. y después de la fundación del Partido Socialista del Trabajo fue vicepresidente allí. Se retiró disconforme con la orientación del partido.

– ¿Cuántos miembros tiene actualmente el Partido Comunista?

– No se puede decir con exactitud porque no tenemos un registro claro. Teóricamente, hay cuatro millones con carné. Los que han destruido sus carnés son muy pocos.

– ¿Tienen estructuras territoriales?

– Ahora tenemos comités locales de reorganización en cada departamento, ciudad y pueblo. Abarcamos más de la mitad de los departamentos.

– ¿Están inscritos en el tribunal como partido?

– Existe una complicación de tipo jurídico. Nosotros hemos existido legalmente y no se ha emitido ningún documento normativo que proscriba al Partido Comunista. En consecuencia, ¡el Partido Comunista Rumano existe!

– ¿Ha anunciado oficialmente su ingreso a la escena política?

– Mediante un comunicado, en julio de 1991 anuncié a todos los diarios y algunos semanarios.

– ¿Cuál fue la reacción?

– La acción había arrancado bien, pero sucedió el putsch de Moscú y en condiciones en las cuales el Partido Comunista de la Unión Soviética había sido proscrito… ha habido unos meses durante los que no se pudo accionar de ningún modo.

– ¿Se considera en la ilegalidad?

– No, pero somos conscientes de que nuestros enemigos quieren que seamos proscritos. Nuestros enemigos que no quieren reconocer las leyes de este país nos consideran en la ilegalidad.

– ¿Desea reivindicar los fondos del Partido Comunista?

– Todo lo que se juntó mediante cotizaciones en base a unas normas de derecho pertenece legalmente al partido comunista. Existen unos principios jurídicos en base a los cuales nosotros tenemos derecho a usar esos recursos. No los pedimos íntegramente, pero queremos estar en la misma posición que los otros partidos. Nosotros, que teníamos en diciembre millones, ahora no tenemos un centavo, mientras que partidos que no tienen ninguna significación política en el contexto político actual tienen recursos ilimitados. A diferencia de los otros que todo lo que tienen lo tienen de otros, nosotros queremos tener nuestras propias cosas. Con el resto del dinero queremos saber qué ha sucedido. No estoy de acuerdo con que una vivienda construida con el dinero de las cotizaciones de los miembros del partido sea tomada ahora por un recién aburguesado, de un nuevo rico de nuestros días. Estoy de acuerdo con que esa casa sea habitada por niños huérfanos.

– ¿No cree que tal vez debería hacerse una consulta a los miembros cotizadores, que debería preguntárseles si están de acuerdo conque estos fondos pasen a manos de ustedes?

– Será necesaria una reglamentación legal. Pero en la primera fase queremos entrar en posesión de una pequeña parte de nuestros recursos, después de lo cual las cosas tendrán que debatirse detalladamente. Parte de los ex miembros del partido ya no quieren hacer política. ¿Qué va a pasar con su cuota parte? Los que ahora son miembros del Partido Nacional Liberal o del Partido Nacional Campesino Demócrata Cristiano van a querer que una cuota parte vaya a sus partidos. Que presenten el Partido Nacional Liberal y del Partido Nacional Campesino Demócrata Cristiano una lista con los miembros del Partido Comunista Rumano que tienen, nosotros verificamos los datos y luego estaremos de acuerdo conque el dinero vaya también a ellos.

– Dado que reivindica los fondos del viejo Partido Comunista Rumano en virtud de ser el único descendiente, supongo que asume también los crímenes cometidos en aquella época.

– Los horrores no los cometió el Partido Comunista. Eso es una mistificación grosera. La responsabilidad no es en ningún caso colectiva, sino indivudual. Analicemos los años 1949-1953. ¿De esos crímenes fue culpable el partido? ¿Existe algún documento aprobado por el partido que legitime esos crímenes? Como tal documento no existe, significa que el partido no es culpable, sino los individuos que firmaron los documentos.

– Si empieza el juicio al comunismo, ¿qué actitud va a tomar?

– Nosotros lo vamos a hacer, porque sólo nosotros tenemos ese derecho moral. Para que el juicio sea serio, hacen falta unos recursos de los que no disponemos de momento, de documentación. Lo que tenemos que hacer es eliminar el balasto de la doctrina. No sé si la derecha puede aclarar estos acontecimientos, no sé si tiene la legitimidad moral. Los que no denuncian la matanza de campesinos de 1907 no tienen credibilidad moral ni siquiera para analizar los crímenes de los años ’50.

– ¿Van a participar en las elecciones?

– ¡Por supuesto que sí! En las elecciones legislativas vamos a participar. Si no lo logramos, yo personalmente me retiro de la actividad política.

– Y los otros miembros de su partido, ¿qué van a hacer? ¿Van a pasar al barco de Verdeţ?

– Así como los conozco yo, no. No pueden hacerlo porque Verdeţ ha declarado que no es comunista y que el Partido Socialista del Trabajo no es el continuador del Partido Comunista Rumano.

– Teniendo en cuenta los acontecimientos de Moscú, ¿cree que sigue teniendo algún futuro?

– En Moscú no ha tenido lugar ningún putsch. Lo que aquí no se sabe es quiénes formaron la vanguardia “demócrata” de las jornadas de agosto. No sé qué dirían nuestros demócratas si se enteraran de que esta vanguardia estuvo constituida por la mafia organizada desde hacía décadas, no sé qué dirían si se enteraran de que las prostitutas se subieron a los tanques. Las prostitutas profesionales, quiero decir. En Moscú se enfrentaron dos minorías: la minoría nomenclaturista y la del mundo intérlope, que logró reunir también unos personajes con buenas intenciones, del tipo de aquéllos que poblaron la Plaza de la Universidad.

– ¿De dónde ha obtenido estas informaciones?

– He hablado con testigos oculares y he leído la prensa soviética de la época, por ejemplo Literaturnaia Gazeta.

– Ha logrado editar un periódico, La Chispa. ¿De dónde ha obtenido los fondos, dado el contexto de pobreza del que se queja?

– El primer número de La Chispa lo editamos en el marco de la revista La democracia, conservando totalmente la autonomía del periódico. El dinero lo juntamos de los bolsillos de las personas pobres. Nuestros partidarios son personas con ingresos de 1-5000 lei mensuales y no pueden dar demasiado. No hemos editado sino la edición especial y esperábamos realizar unas ganancias, pero nos hemos quedado con ejemplares sin vender.

– ¿Esto se constituye en una prueba de que el público ya no quiere un periódico comunista?

– No es verdad. El público quiere un diario comunista, porque él mismo es comunista. Tiene sin embargo que llegar a él, tiene que existir una red de distribución que lo asuma. Los distribuidores no quieren coger nuestro periódico, y son intimidados por cualquier tipo de villanos. Cualquier periódico vendido en estas condiciones quebraría. No vivimos en una sociedad democrática, sino en una dictatorial. Vivimos bajo la presión de los grupos minoritarios.

– ¿Qué adhesión tiene en la juventud?

– Depende, porque los jóvenes están intoxicados con muchos virus. Pero no me ha sucedido hasta ahora haber hablado con un joven honesto y con porte intelectual y que nos hayamos separado siendo otra cosa que amigos. En cambio con pitecántropos primitivos, con animales incapaces de leer un libro no se ha podido conversar.

– Usted ha llegado a ser en cierta forma una persona pública. ¿Hay acaso en el medio una dosis de vedetismo?

– Lo quiera o no, soy una persona pública. Pero si se encontrara a alguien deseoso de tomar esta responsabilidad estoy listo a cederle el lugar. Que soporten otros las villanías y las amenazas de parte de todos los basuras, todos los colaboracionistas con el régimen totalitario, que ahora escupen donde lamieron y se consideran limpios. Seamos serios, los cientos de miles de anticomunistas de Rumania son esos basuras del régimen totalitario que ahora buscan para sí un nuevo amo. No creo que encontremos en Rumania más de diez anticomunistas limpios. Todos los otros tienen la conciencia cargada de suciedad.
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[1] Virgiliu Zbăganu quedó molesto a causa del modo desleal en que fue publicada esta entrevista por Andreea Pora, quien no le mostró cómo ella había resumido la conversación, y pidió un derecho a la réplica. La réplica también fue publicada de modo incompleto en La opinión estudiantil, número 3(85), 1992. N. de la ed. Planeta.

Virgiliu Zbăganu quedó disconforme con el modo desleal en el que fue publicada esta entrevista por parte de Andreea Pora, quien no le mostró el modo en que ella resumió la conversación entre ellos, y pidió que le permitieran usar del derecho a réplica. La réplica fue publicada también alterada en La opinión estudiantil, nr. 3(85), 1992.

Hela aquí:

El Partido Comunista Rumano 1991. Nr. 1024 del 24.02.1992
A la redacción de La opinión estudiantil. Fragmento de la carta del señor Virgiliu Zbăganu. La opinión estudiantil, número 3(85), 1992.

En el número 84 de su revista bajo la denominación inequívoca de “entrevista” con el señor Virgiliu Zbăganu (subrayado mío) se ofreció al público una página de las más discutibles.

La conversación duró mucho: una cinta grabada de los dos lados. No tuve nada en contra de que el material fuera reducido, a condición de verlo antes de la publicación. Porque cualquier intervención en un texto corre el riesgo de desnaturalizarlo. Esta condición no fue respetada (y me hará falta mucho tiempo para entender por qué) y el efecto es el peor posible:

Empecemos por el aspecto ético. Contaba con el fair-play. Pero desde el comienzo esta actitud no existió. El material apareció en la revista en la rúbrica “Antología del pensamiento de madera”.

Después está el aspecto profesional del periodista. Con el nombre de entrevista hay en realidad otra cosa. El material contiene una serie (inadmisiblemente grande) de afirmaciones erróneas, formulaciones truncadas y muchos errores de imprenta o de ortografía.

Soy presentado al lector como un anti- Partido Socialista del Trabajo. Falso. No soy anti- Partido Socialista del Trabajo, sino no- Partido Socialista del Trabajo, lo que es otra cosa. Su error (¿culpable? ¿inocente?) tiene una implicación política evidente.

La así llamada entrevista que llena la página 6 de la revista es un mejunje que partió de un material real, pero que, después de la intervención bárbara, se hizo irreconocible. Recortes del orden de las decenas, algunos de los cuales cambian completamente el sentido de la frase, palabras de más, inversiones, errores de imprenta o de dactilografía, todas estas cosas amontonadas en una sola página de diario, todas estas cosas llevan a un producto publicitario más que desagradable. Si coges un abrigo hecho por un sastre parisino, cortas un pedazo del cuello, un pedazo de la manga, un parche del revestimiento, las coses después en su lugar como venga, coses además tres botones y dices que éste es el abrigo hecho por el sastre parisino, pues bien, entonces tienes que verte venir que el señor en caso se va a poner bastante enfadado.

Les pido que en el primer número de su revista publiquen íntegramente esta réplica. Esta vez ya no acepto recortes. Es más, intenten siquiera ahora reducir los errores de imprenta.

Hasta la vista (hasta dentro de mucho)… Las olas de la vida van a llevar una y otra vez del país las ficciones literarias a la comarca de la Realidad.

Zbăganu


Virgiliu Zbăganu, que era un lector apasionado de La opinión estudiantil, considerando que las opiniones políticas ineptas de las que se jactaba eran sólo el resultado de la confusión de la mente de sus redactores, no de una mala fe, y que consideraba a Andreea Pora una intelectual honesta, con quien había compartido los peligros de la manifestación sangrienta del 21 de diciembre de 1989 en la Plaza de la Universidad, se sintió desilusionado más aún por la democracia de esta revista, la cual le censuró el segundo párrafo (el segundo) de la réplica:

Aclaro desde el principio que, en condiciones normales, no habría aceptado una conversación con su revista. Además de Cezar Cernătescu, quien, en lo que escribe, demuestra tener una gran alma, o Alina Mungiu, un espíritu agudo, aunque desordenado, muy pocos de los que firman en las páginas de su revista justifican el esfuerzo de leerlos. Acepté la conversación, solicitada por Andreea Pora, por dos motivos. Primero porque, en base a la amistad de años, daba por supuesto el fair-play. Luego que Andreea, recién llegada de un viaje de estudios en Occidente, ha tenido ocasión de enterarse de que una prensa civilizada significa un 80% de información y un 20% de opinión. En nuestra prensa la opinión ocupa un 95% y la información el 5%.

En el mismo número, junto a la réplica de Virgiliu Zbăganu, se publicó una carta de parte del valiente T. B. (Deva) como reacción de los lectores a la entrevista precedente:

Señor Redactor

Aunque no soy ni estudiante ni joven, tengo más de 70 años y a una gran distancia de Iaşi, vivo en el municipio de Deva, de donde soy originario, leo con mucho gusto su revista… En el número 2(84) de febrero del ’92 leí la entrevista con el gran comunista Virgiliu Zbăganu, sorprendiéndome el descaro y la mala educación de éste, el modo en el que respondió a las preguntas de la señora periodista Andreea Pora. Cómo puede este individuo hacer a decenas de miles o quizás cientos de miles de hombres que, aunque fueron miembros del partido (Partido Comunista Rumano) también después de la revolución, han destruido sus carnés rojos, quemándolos o tirándolos a la basura, como hice yo, éstos no son una basura. ¿Acaso este Zbăganu y otros de su calaña no ven a qué ha llevado la peste roja? ¿Ellos no se preguntan cómo es posible que un país tan grande y rico como Rusia haya llegado luego de 74 años de comunismo a no tener qué comer? Han llegado a implorar la lástima de los “capitalistas”, a esos occidentales a los que los comunistas, más allá de su ideología marxista-leninista-stalinista los llamaban podridos? Que se vayan a Asia o a África a enseñar su obra de ideología comunista.

Los que tuvieron funciones de activistas de partido u otras, funciones de las cuales obtuvieron beneficios materiales, claro que se lamentan por la caída del sistema comunista y darían lo que fuera para instalarlo de nuevo. Ciudadano Zbăganu, porque señor no puedo decirte, camarada tuyo no puedo ser porque soy “un basura” según tu opinión, yo digo que te comas tu jubilación tranquilito y si aún así quieres vivir en el comunismo, hazte una solicitud de emigración y vete a China o a Corea del Norte, porque en la Cuba de Fidel Castro no tiene sentido, que ahí el comunismo se tambalea.

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