El “comunista” Ceauşescu fue de derecha. Afirma el Ingeniero Virgiliu Zbăganu, Presidente del Comité de Reorganización del Partido Comunista Rumano
La libertad, 19-20 de noviembre de 1991. Entrevista realizada por Roxana Costache.
– Usted sostiene que no se puede poner un signo de igual entre comunismo, la experiencia postbélica rumana y la época de Ceauşescu, porque lo que nosotros hemos vivido representa la “herejía” de una punta de pirámide. Pero los fenómenos incriminados no se han manifestado sólo en Rumania. Más o menos visiblemente, ellos parecen haber caracterizado la vida de todos los países comprometidos en el camino del desarrollo socialista, de los que se han alineado a los principios de existencia comunista. Y entonces, ¿la época de Ceauşescu es sólo una anomalía específica? En pocas palabras, ¿Ceauşescu “ha hecho su época” o nosotros, debido a unas características del sistema, hemos llegado a crearlo a él?
– Nosotros no hemos vivido un socialismo auténtico, sino que hemos convivido en un sistema que podría definirse como socialismo administrativo, socialismo de cuartel, o incluso peor. De ningún modo el socialismo que debería haber emanado de la teoría marxista. Ceauşescu es un producto del sistema totalitario, y ¡el socialismo en condiciones de totalitarismo no se puede llevar a cabo! En toda la zona se ha apliacado un único modelo, y la explicación de las semejanzas es de naturaleza histórica. ¿Qué significó la Gran Revolución Socialista de Octubre? Un putsch bolchevique exitoso en Petrogrado, en el que una formación de extrema izquierda dio un golpe de Estado a un gobierno provisorio de centro-izquierda, completamente superado por la situación. Por esta senda se cristalizó el sistema totalitario que, de hecho, significa un solo partido conductor, un partido en el cual la democracia interna ya no funciona. No olvidemos una cosa. No desde hoy o ayer han existido intentos de desviarse de un modelo. La tentativa más significativa fue la revolución de España del año 1936, revolución no casualmente sacrificada por Stalin.
Si hubiese triunfado la revolución española, se habría desarrollado otro modelo de socialismo, no el “prototipo” asiático, por otra parte estudiado por Marx.
– Tratándose de un proceso que se cristalizó en el curso de una mitad de siglo, ¿no habría sido, acaso, posible, algún intento de contrarrestarlo?
– Cómo no… ¿No intentaron, por ejemplo, en 1968, los comunistas de Checoslovaquia (o sea, un partido de izquierda) expulsar el sistema totalitario?
– Justo esto le he preguntado: si no será que “algo” de este sistema genera y alimenta el bloqueo.
– Hasta hace dos años nadie hablaba de comunismo; ésta era la sociedad que iba a construirse una y otra vez. Le he explicado: las sociedades llamadas socialistas estaban en contradicción con los principios de la doctrina. La doctrina afirma que estos regímenes son la expresión política de la clase trabajadora. Pero nosotros sabemos muy bien que no hubo ningún tipo de política de la clase trabajadora. Su pregunta es, de hecho: ¿por qué no ha aparecido un contraejemplo? La experiencia demuestra que si un sistema totalitario está bien puesto a punto no se puede derrumbar sino por la presión externa.
– Veamos las cosas de este otro modo. En el primer número de la nueva época de La Chispa usted ha identificado seis tipos de anticomunistas provenientes de las filas de los ex miembros de partido de la noche a la mañana, y no puedo decir que no le doy la razón. Pero usted ha omitido la categoría significativa de los que no desean regresar al sistema porque sus vidas durante ese sistema se identifica con la mutilación de la propia personalidad, con la imposibilidad de expresarse, con la asfixia.
– Existe, realmente, una gran categoría de ciudadanos que identifican el sintagma comunismo con el de sistema totalitario, con la vida traumatizante vivida antes. Pues bien, esta confusión proviene de una diversión ideológica porque desde hace casi dos años casi toda la prensa, la televisión, la radio, sostienen esta mistificación. ¡Se identifica la doctrina con la práctica! Pues bien, hemos aparecido, lo explicamos y las cosas empiezan a aclararse.
– La generación joven, beneficiaria de la sociedad de mañana, ha soportado el efecto más infernal, el del apogeo de la época Ceauşescu, y no tiene otra medida de evaluación que lo que ha vivido en carne propia. ¿Cómo cree que esta juventud, después de todo lo que ha pasado, aceptaría una cosa de la que no quiere ni oír como alternativa de futuro?
– ¿Qué alternativa? La juventud ha vivido una porquería totalitaria y nadie propone de nuevo una porquería totalitaria. Nosotros nos proponemos una sociedad conforme a los valores del siglo XX.
– ¿Cómo los convencerán de que no tienen razón?
– ¿Cómo los convencemos? Los invitamos a que nos miren a nosotros atentamente, a los que somos comunistas. Que lean lo que escribimos, que conversen con nosotros, que lean los libros que les recomendamos, y mientras más conozcan se van a dar cuenta de que estamos de acuerdo con las aspiraciones de esta generación. La doctrina auténtica de momento les es completamente ajena.
– Ha hecho público el nuevo programa, el del Partido Comunista Rumano renacido. La base ideológica la hemos entendido: el marxismo tomado críticamente. Pero ¿qué significa economía socialista de competencia?
– El socialismo de cuartel condujo a un sistema económico ineficiente, comparable con el que se encuentra en las ex colonias de los países occidentales. Va a tener que introducirse en el marco de las economías del Este de Europa una parte de los mecanismos del mercado, revigorizando la competencia. Creemos que una competencia, que significa progreso, puede existir entre las empresas, indiferentemente si pertenecen al capital privado o al capital estatal. Lo esencial es que los mecanismos del mercado intervengan más poderosamente que hasta ahora para llegar de a poco a una economía autorregulada. Durante años se ha barrido y barrido la basura abajo de la alfombra. Esto no significa ahora que levantemos bruscamente la alfombra y que se mueva sola la basura. La autorregulación no se hace sola.
– ¿Esto quiere justificar la intención de implantar el control por parte de la “planificación profesional”?
– ¡Evidentemente! También la economía estadounidense está planificada hasta cierto punto. Tiene que existir un órgano central que intervenga en la economía cuando ésta no se las apaña sola. ¿Hasta dónde debe llegar esta planificación? Éste es un problema estrictamente profesional y hay que confiárselo a los especialistas. Es indiscutible que una vez que se ha renunciado a los elementos de planificación la economía ha ido cada vez peor, y si no se cogen las palancas económicas con la mano, vamos a ir aún peor. Ni una pizca de esperanza de llegar en el año 2010 al nivel económico del año 1989 por la vía por la que hemos empezado a marchar.
– ¿Tiene suficientes argumentos para sostener que lo que afirma es exactamente lo que hay que hacer? ¿Asume la responsabilidad de tal gestión? ¿Está usted seguro de que no se equivoca?
– Cualquier formación política tiene su visión.
– ¿Le dice algo la noción de socialismo utópico?
– Los utopistas partieron de un objetivo. La sociedad debería verse más o menos así… Crearon un proyecto, poniendo el arquitecto en el papel hasta el plano de cada nivel, la casa en la que tenían que vivir los comunistas… Cuando pasaron a la aplicación del proyecto, fracasaron, porque todo lo que habían imaginado no concordaba con la realidad. Marx y Engels dicen muy claramente en La ideología alemana qué es el comunismo. Mucha gente no comprende qué es la izquierda y qué es la derecha: la izquierda es democracia, la derecha es dictadura. ¡Ceauşescu ha sido respecto a muchas cosas de derechas! Nosotros creemos en la izquierda porque deseamos la democracia: política, económica, cultural, … Los valores democráticos están profundamente impresos en la conciencia de los rumanos, ellos son de izquierdas…
– ¿En qué función de Rumania se ve más adecuado?
– El 21 de diciembre estuve en la Revolución. Allí no se gritó “muerte al comunismo”. Éste es el principal motivo por el cual he asumido, por decirlo así, el papel de reagrupar las auténticas fuerzas comunistas del país. La restauración del capitalismo, cuando ya ni siquiera Occidente es capitalista (Occidente ha entrado en una sociedad completamente diferente respecto a aquélla de la que se nos habla ahora, aquí), es un error. Como también lo es el colocar la privatización en el lugar de punta de lanza de la reforma. Rumania tiene que ser reorientada por un camino que lleve a la prosperidad. Cuando aparezca una persona que pueda hacer mejor lo que yo deseo, me haré a un lado. No me sonríe la idea de una carrera política. Me gustaría tener un laboratorio dotado con todo lo que quiero y hacer diferentes inventos. Pero lo que me atrae a mí importa muy poco, porque desde 1989 en mi existencia tuvo lugar una ruptura.
viernes, 15 de enero de 2010
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