viernes, 15 de enero de 2010

14-¡Existe el Partido Comunista Rumano!

Entrevista con el señor Virgiliu Zbăganu, presidente de la comisión de reorganización del Partido Comunista Rumano, realizada por Eugen Florescu, La democracia, número 2, octubre de 1991.

– Señor Zbăganu, ha sido hace no mucho huésped de la revista La democracia, como por otra parte también de Rumania libre, La verdad, Alianza cívica, etc. Los otros días, en una revista estimable, El correo nacional, el conductor no menos estimable de un partido de izquierda, el P.S.D., señor Velicu Rădina da su opinión respecto a que, de hecho, el Partido Comunista Rumano ya no existe.

– Voy a responder yo también en el mismo tono: se podría decir que el señor Rădina procede como tantos otros conductores de partidos de izquierdas, los cuales, al menos en este caso, tienen miedo de llevar las cosas hasta el final.

– ¿O sea?

– Es decir, afirmar simplemente que son de izquierdas, reconociendo que también el Partido Comunista Rumano se inscribe en esta categoría. Así cualquiera puede decir que tampoco el P.S.D. existe.

– ¿Qué argumentos tiene usted, sin embargo, para sostener que el Partido Comunista Rumano existe? El P.S.D., como se sabe, se ha vuelto a inscribir recientemente.

– Simple: el hecho de que el Partido Comunista Rumano no ha sido abolido por nadie de modo explícito. Es más: no podría haber sido abolido, dado que no existía ningún derecho legal a disposición de nadie que pudiese proceder a tal abolición.

– Con todo, el Presidente Iliescu ha dado a entender que en diciembre de 1989…

– En diciembre de 1989, el señor Ion Iliescu se refirió en un comunicado del C.F.S.N., a la abolición de “las estructuras del poder” y no al Partido Comunista Rumano como partido. Lo que para cualquier hombre con preparación jurídica es una cosa completamente diferente. Una abolición se podía hacer sólo mediante la adopción de una ley especial o mediante una decisión judicial. No ha existido y no existe un acto normativo respecto a esto. Si hubiera existido, habría significado que las instancias judiciales (indiferentemente de las vías de ataque) habrían sabido de él en su momento, lo habrían registrado como tal.

– Usted habla refiriéndose a un Estado de derecho…

– Exacto. El Partido Comunista Rumano que estamos reorganizando sostiene la creación de un Estado de derecho. Y, en cualquier caso, hoy ya no se puede discutir de otro modo. De aquí se desprende que la única voz que puede aclarar el dilema de la existencia o inexistencia del Partido Comunista Rumano, provocado por unos interesados, es la de la justicia.

– Se nos ha informado que usted se ha dirigido a la justicia.

– Así es. Y no sólo nosotros. En los días tormentosos inmediatamente siguientes a la aparición de nuestro Comité se produjo una verdadera peregrinación hacia el Tribunal Municipal de Bucarest. En esa ocasión, todos los interesados pudieron enterarse de que, desde el punto de vista legal, el Partido Comunista Rumano existe.

– Entonces, ¿qué cosas está haciendo el Partido Comunista Rumano? ¿Qué ha sucedido desde la fecha de nuestra última conversación?

– ¿Qué cosas está haciendo el Partido Comunista Rumano? Lo que hace un soldado de infantería en la primera línea de bombardeo, cuando es atacado por tierra, aire y agua. Y cuando no tiene muchas balas para responder.

– ¿Balas en qué sentido?

– Vivimos una verdadera dictadura informacional. La prensa, con muy pocas excepciones, es de derechas. La televisión, la radio, también de derechas. O, para no matizar, a la derecha del centro. Se arroja sobre nosotros un chorro incontenible de calumnias y falsedades. El ciudadano común, miembro o simpatizante del Partido Comunista Rumano, es agredido e intimidado permanentemente.

– ¿Un ejemplo?

– Se afirma a diario que el Partido Comunista cometió crímenes.

– ¿Acaso no ha los cometido?

– ¡La pregunta si el partido en cuanto tal cometió crímenes contiene en sí un punto de vista profundamente ajurídico! La justicia europea (unos quieren tanto introducirnos obligatoriamente en Europa, donde estamos, de hecho, desde siempre), pues bien, esta justicia opera sólo con el principio de la responsabilidad individual y rechaza la acusación colectiva. Entonces…

– ¿Cómo se explica usted esta amnesia en lo que atañe a algunos hombres políticos?

– Lo falso representa una secuela del pensamiento totalitario impresa en el subconsciente de aquéllos que, no habiendo sido nunca libres, no pueden serlo ahora tampoco. En la enseñanza política, de sindicato, en cualquier ocasión, se hablaba tanto de la unidad monolítica del partido en torno a su genial conductor. Si esta unidad hubiese existido, seguro, el partido (en su totalidad) habría sido solidario y responsable de todos los hechos reprobables del pasado. ¿Pero lo ha sido? ¿Quién puede afirmarlo? Después, no olvidemos la segunda parte de esta mistificación: se hablaba además de la unidad monolítica del pueblo en torno al partido. De acuerdo a la misma lógica falsa, que opera con responsabilidades colectivas, deberíamos creer también en esta segunda parte de la mistificación, y por lo tanto aceptar que el propio pueblo en su totalidad sería culpable de los horrores acusados.

– ¿Qué conclusión saca? Sobre todo ahora que parece que el parlamento va a retormar las discusiones en relación a la proscripción del Partido Comunista Rumano.

– Primero voy a recalcar con tristeza: he aquí adonde lleva la incapacidad de unos de curarse de las secuelas del pensamiento totalitario. Es sorprendente ver cómo el señor Cîmpeanu acciona hoy como un stalinista y quiere obtener leyes stalinistas. Porque de esto se trata en tal gestión. Es pisar, aplastar la democracia bajo una bota stalinista, ¡el colmo!, hallada en los pies de los que se declaran… ¡liberales! Y nosotros les decimos: el derecho a pensar, a tener ciertos ideales no se lo puede sacar nadie a nadie. Y si el Parlamento se va a prestar a semejante acto vergonzoso, va a ser para su deshonor. Sólo el stalinismo y el fascismo han dado leyes semejantes. Incluso en Turquía, el único país en el que habían quedado tales métodos, el partido que los ha promulgado ha perdido las elecciones recientemente.

– Personalmente, ¿se siente culpable de los horrores puestos en discusión?

– Le aconsejo mirarme. ¿Qué relación puedo tener, sea al menos en lo que se refiere a la edad, con ellos? Ni siquiera se pueden poner a cuenta del partido como tal. Ni tampoco a cuenta de sus principios de base. Cualquier miembro del Partido Comunista Rumano sabe muy bien que todos estos horrores, los cuales, repito, hay que combatir, han sido cometidos precisamente porque no fueron respetados los principios fundamentales. Y la identificación correcta, honesta de los autores de hecho de esos horrores conduce a su separación clara del partido, en conjunto, y con mayor razón del pueblo rumano. Para no decir que es totalmente inepto transformar la culpa de los que vinieron con los tanques soviéticos sobre los miembros de partido de las últimas generaciones…

– ¿Diría estas cosas ante un tribunal?

– ¡Por supuesto! Sólo que, usted verá, los autores interesados de estas falsedades quieren obtener una ley de proscripción sin juicio. Provocando una confusión general y sacando un voto anónimo, como los ladrones, en el amontonamiento… También nosotros decimos lo mismo: vayamos al tribunal, con las cartas sobre la mesa. Porque, si se trata de crímenes, no sólo en la época de un partido se han cometido, y si se trata de lo bueno que ha dejado en Rumania, entonces las cosas son claras.

– En el diario La verdad, un hombre equilibrado, Paul Dumitriu, escrbía hace poco, como testigo ocular, que lo que pasaba antes de 1944 en la vida política era absolutamente bárbaro.

– ¿Lo ve usted? Es vergonzoso que hombres de aquellos tiempos o sus hijos se han transformado hoy en acusadores.

– Podría ser que constituyese un cargo el hecho de que, al alejarse del ceauşismo, haya afirmado, sin embargo, la intención de partir de una parte de las decisiones del 14to Congreso.

– Tomemos los documentos del 14to Congreso y veamos qué hay de malo en ellos. Por ejemplo, ¿qué hay de odioso en la intención de asegurar y garantizar a cada ciudadano del país una superficie de 14.5 metros cuadrados? Sobre todo ahora, cuando para cientos de miles de jóvenes la esperanza de tener una vivienda propia ya no existe. ¿Y la garantía de enseñanza gratuita para todos los niños del país? O, en las condiciones de ahora de explosión de precios, la política de entonces en este ámbito ¿no adquiere, acaso, otra significación? Está, seguro, claro que antes de diciembre de 1989 existieron aspectos reprobables y tenemos que mostrárselos al mundo, pero han existido también realizaciones y objetivos extremadamente valiosos, que estaban y están en plena concordancia con las posibilidades del pueblo rumano. La mentira principal que se nos impone es esta globalización: tiremos todo a la basura, porque todo estuvo mal…

– Mentira que, según vemos, le entristece profundamente…

– Sí, porque un año y medio de tal globalización ha llevado a lo que vemos todos: ¡millones de ciudadanos viven simplemente peor que antes! ¡Y esto al mismo tiempo que valores inmensos se destruyen continuamente!

– ¿No cae en la otra acusación, la de ser considerado un nostálgico?

– ¡Otra diversión! ¡El hecho de ver que la gran mayoría sencillamente descubre que vive peor no significa de ningún modo echar de menos las humillaciones pasadas! Pero la “nostalgia” es también una secuela del pensamiento totalitario. Cierta parte de la prensa nos presenta sólo dos posibilidades: o bien regresar al pasado con sus humillaciones, o adelante por la vía de la “reforma”, reforma concebida por el Fondo Monetario Internacional. Quisiera destacar: también esta alternativa simplista representa una mentira grosera. Un trabajador con la mente aguda me resumía del siguiente modo la imagen que tenía de los cambios que han tenido lugar: “escapamos de los piojos y cogimos sarna”.

– ¡Plástica imagen!

– Sí. En la lógica maniqueísta deberíamos aceptar obligatoriamente la sarna, para no volver a los piojos.

– ¿Su posición?

– Pues bien, la posición del Partido Comunista Rumano, ¡y que nos diga alguien que estamos equivocados!, es que, si queremos escapar de la sarna, no significa obligatoriamente que echamos de menos a los piojos.

– Discúlpenos, ¿le ha asustado la confusión creada en relación con la proscripción?

– Los comunistas son también hombres como todos los hombres. Nadie quiere que le agujereen la piel. En este período han existido dos momentos que nos han traído prejuicios, haciendo que no podamos cumplir los objetivos de los que hablaba en la entrevista anterior, la organización de la Conferencia Nacional, en primer lugar. Los dos momentos: el vodevil de Moscú, que si lo llamáramos putsch significaría que tenemos una inclinación hacia el humor absurdo, y la última marcha minera, con todas sus fantasmagorías.

– Ahora, sinceramente, ¿cómo ha “traído” a los mineros a Bucarest?

– ¡Complotando tenebrosamente!

– Habla en el lenguaje de Gelu Voican Voiculescu. ¿Qué cree, sin embargo, que ha pasado? ¿Quiénes son los culpables?

– Ha pasado lo que usted mismo ha escrito en La democracia: la mala política económica produce reacciones, trae levantamientos populares. Pero hay además otra cosa: los padres de la “reforma”, Roman y Severin, son de formación stalinista, aunque se proclaman más occidentales que Occidente. Sin embargo, a pesar de las declaraciones respecto a sus intenciones de democratización, el microbio de la democracia no los ha tocado en ningún momento.

– ¿Más exactamente?

– En la técnica de la diversión stalinista, un punto esencial lo constituye la teoría complotista. Nada se producía como resultado de los propios errores, sino que es el resultado de los complots de los “enemigos de clase”. Observe que, si cambiamos las palabras, dejando las comas en su lugar, todas las idioteces relacionadas al “complot comunista” son, sencillamente, reediciones de los guiones stalinistas.

– ¿Incluye también en estos guiones las acusaciones hechas durante la última marcha minera?

– La última marcha minera impone algunas conslusiones. A pesar de la llamada democratización, los trabajadores, las grandes capas de la sociedad, no están representadas en las zonas del poder. Ya el parlamento no es representativo, pero por otros motivos, y no por lo que baraja la oposición de derecha, como ser, porque le falten fuerzas reales de izquierdas. ¿No es, de este modo, extraño que, aunque al nivel del poder se habla y se habla de reforma, cuando debe pasarse de las palabras a los hechos los trabajadores se sublevan? Hay un desequilibrio de fondo, que ha producido y va a seguir produciendo convulsiones.

– ¿Qué opinión tiene el Comité de Reorganización del Partido Comunista Rumano sobre el programa del gobierno Stolojan?

– Aún cuando el gobierno continúe la reforma en los principios fundamentales establecidos por el equipo Roman, eventualmente corrigiéndole algunas cosas (¡un excedente de profesionalismo, porque el equipo precedente fue de un primitivismo alarmante!) y menos corrupción en la punta, los resultados, sin embargo, no podrán ser satisfactorios.

– ¿Ve carencias de fondo?

– Sí. La “reforma” Roman no tenía sólo algunos puntos discutibles: la propia concepción era equivocada. La sociedad rumana necesita reforma, sin embargo de una que parta de la realidad. Toda la izquierda habla de una reforma que parta desde abajo.

– No de Adrian Severin…

– Para nosotros, el primer paso es la democratización real, es decir, la cooptación en la conducción, en todos los niveles, de los conducidos. No podemos esperar que se sane la economía mientras que los sindicatos no estén representados en los consejos de administración (eventualmente, si ellos desean, podrían tener incluso la mayoría).

– Por lo tanto, el Partido Comunista Rumano está a favor de la reforma, pero no por la vía Roman-Severin.

– Exacto. Una mención especial para las preciosas indicaciones del Fondo Monetario Internacional: ¡es vital que se tenga esto en cuenta! No sólo los países del Este de Europa han empeorado obedeciendo los consejos del Fondo Monetario Internacional: Turquía, por ejemplo, se ha visto arrodillada, con una apariencia de abundancia y una deuda de 50 mil millones de dólares que deberán ser pagados en las décadas negras venideras, según se decía en las recientes elecciones.

– ¿Cómo aprecia, entonces, nuestras relaciones durante los dos últimos años con el Fondo Monetario Internacional?

– El hecho de que el anterior equipo de gobierno haya ejecutado servilmente las sugerencias del Fondo Monetario Internacional quedará en la historia como un momento extremadamente vergonzoso. Me pregunto si en nuestra historia ha existido alguna vez un gobierno tan vergonzosamente servil como el que ha dimitido como consecuencia de la última marcha minera. No olvidemos que la “tecnología” de reforma del Fondo Monetario Internacional no tiene el refrendo de ningún economista serio.

– Además de, seguro, Adrian Severin. Le pregunté la vez pasada qué opinión le merece el modelo Gorbachov de Partido Comunista.

– Me temo que el “modelo Gorbachov” respecto a los partidos comunistas ya no interesa a nadie, hoy.

– Entonces, ¿ya no sería útil ninguna conversación con él, como decía entonces?

– Tal vez sólo sobre badmington o golf… Por otra parte, él se ha perdido a sí mismo.

– Señor Zbăganu, en la entrevista anterior nos dijo que aparece de nuevo La Chispa.

– La continuación de la histeria anticomunista nos ha bloqueado el cumplimiento también de este objetivo, aunque sabemos que son muchos los que esperan este diario. Pero, dado que su revista se llama La democracia y está orientada hacia la política de centro-izquierda, le hacemos una propuesta: que acoja en su número siguiente una mini-Chispa. ¿Tiene el coraje?

– ¿Por qué no? ¿No decía usted que las ideas no pueden ser detenidas por nadie? Consideramos que va a ser un experimento social interesante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario