sábado, 16 de enero de 2010

7-Reaparece el Partido Comunista Rumano, reaparece La Chispa (1)

Entrevista con el señor Virgiliu Zbăganu, Presidente del Colegio del Comité de Reorganización del Partido Comunista Rumano. La democracia, año II, número 31, número 2, 12-18, agosto de 1991. Entrevista realizada por Eugen Florescu.

Eugen Florescu– De una entrevista publicada por el diario Rumania Libre nos hemos enterado de la noticia de la constitución de un Comité de Reorganización del Partido Comunista Rumano, comité presidido por usted. Le rogaría que nos dijera, señor Zbăganu, cómo se ha llegado a esta idea, ahora, en un momento en el que se ataca y se acusa violentamente al comunismo.

Virgiliu Zbăganu– La situación económica y política preocupante, con efectos negativos poderosos sobre las masas de hombres que trabajan efectivamente se encuentra en la base de la iniciativa de reactivar, mediante su reorganización, al Partido Comunista Rumano. Esta acción se hace absolutamente necesaria también debido a que, en los últimos tiempos, existe una tendencia a crear confusión en el seno de los trabajadores, de los campesinos, de los intelectuales, mediante la aparición de unos partidos con programas políticos que no son representativos para estas categorías.

– Sin embargo, repetimos, el Partido Comunista Rumano ha sido presentado en los últimos dos años como un partido verdaderamente criminal, el cual habría destruido a Rumania y al pueblo rumano.

– ¡Por favor! El Partido Comunista Rumano ha sido y seguirá siendo el partido de los oprimidos, y su misión es asegurar la protección social correspondiente a unas grandes masas del pueblo.
De hecho, debemos decir que la propia aparición del Partido Comunista Rumano no ha sido producto de la voluntad de unas personas, sino el resultado de las graves equivocaciones cometidas antes de 1944 por parte de los partidos entonces gobernantes, una consecuencia de la difícil situación y de las míseras condiciones de las masas trabajadoras. Ahora, la aparición del Partido Comunista Rumano es necesaria para equilibrar las fuerzas políticas de Rumania. Seguro, pensamos en un Partido Comunista Rumano reestructurado respecto a lo que fue él hasta diciembre de 1989, perfectamente adaptado a las nuevas condiciones nacionales. De este modo, éste puede contribuir a la estabilización de la situación política y económica de Rumania.

– ¿Qué opinión le merece esta situación, ahora?

– Nos encontramos ante un espectro político profundamente desequilibrado, debido a su giro hacia la derecha. La explicación está en el vacío ideológico creado por la nueva realidad. Vivimos, como nunca, en una sociedad inválida. He aquí la razón por la cual el reingreso a escena del Partido Comunista Rumano se transforma en una necesidad. No se puede hablar de democracia sin izquierda.

– Como sea, ¿cómo se relaciona usted con las acusaciones aceptadas por el Parlamento e introducidas en la Ley de Seguridad Nacional?

– La fórmula empleada: “actividad extremista de origen comunista” es cómica. En primer lugar: ¿qué quiere decir? Falta una explicación. Se afirma, en ciertos medios, que el Partido Comunista Rumano sería un partido de extrema izquierda. ¡Mentira! Gente sin ninguna preparación política puede decir tales tonterías, pero los que tienen cabeza, no. La fórmula “extrema izquierda” designa un movimiento insurgente que rechaza el marco democrático. Ninguna de estas características se encuentra en el Programa ni en los Estatutos del Partido Comunista Rumano.

– De todos modos, la prensa ha escrito que por esa previsión, somos, después de Turquía, el segundo país del mundo que desarrolla una política semejante…

– Entramos a Europa por Turquía… Como se ve, gente que se declara avanzada, admira el modelo “democrático” turco. Ahora bien, no han pasado muchos años desde que fueran fusilados incluso líderes sindicales en Turquía. ¿Esto queremos para Rumania?

– Ha hecho referencia al vacío ideológico que existe hoy en el país. ¿Qué ideología tendrá el Partido Comunista Rumano? Recientemente, Mihail Gorbachov lo ha “echado” (dice la prensa mundial) a Marx del Partido Comunista de la Unión Soviética. ¿Cuál es la opinión de ustedes, en calidad de reorganizadores?

– Nosotros partimos del marxismo, precisando que Marx escribió en el período que comenzaba con la segunda mitad del siglo diecinueve. Él se refería, pues, a una sociedad que mientras tanto ha caducado, a una realidad histórica que ya no encontramos en los países desarrollados. Sí, la obra de Marx contiene asimismo varios errores, es pasible de muchas correcciones, pero contiene también grandes valores.

Autores liberales, o incluso de derechas, han tomado copiosamente ideas de Marx. Consideramos que tenemos, respecto a esto, dos problemas por resolver: (1) establecer cuánto del marxismo-leninismo es correcto, y (2) cuánto de las realidades de estos análisis se encuentra todavía en la Europa del siglo XX, y especialmente en Rumania. Cuando pienso en estas tareas, me gusta recordar un ejemplo plástico: poner cara a cara un manual de reparación de trilladoras y uno de reparación de helicópteros. ¡Tenemos que pensar con nuestras propias cabezas! Teniendo en cuenta los cambios ocurridos. Consideramos, de este modo, absolutamente necesaria la definición en las presentes condiciones, de una ideología de la izquierda, partiendo de todos los experimentos.

– Una caricatura occidental muestra a Gorbachov mirando socarronamente cómo Marx es echado de la Unión Soviética por la puerta trasera, prestando atención a que el pillo de Marx no regrese por alguna ventana, olvidada abierta. ¿Y si se considera que ustedes representan esta ventana “olvidada” abierta en nuestro país?

– Sobre Marx no podemos hablar sino en base a sus textos. Hacia los últimos años de su vida ha afirmado algunas cosas inexactas. Por ejemplo, que la sociedad capitalista conduce lógicamente al empobrecimiento, el pauperismo de las masas. Error. El capitalismo ha encontrado recursos extraordinarios. No hay que olvidar, sin embargo, lo siguiente: lo ha hecho bajo la presión de la izquierda, que es de hecho la obra de Marx. Es así que, en realidad, estos éxitos, incluso el nivel de vida de Occidente, son un resultado de los movimientos de origen marxista. Sólo el temor a desaparecer hizo que los capitalistas cedieran, que admitieran una extensión de los derechos de todos los ciudadanos, y que buscaran medios técnico-económicos de supervivencia. La presión del comunismo, digámoslo francamente, ha ejercido una influencia abrumadora sobre el progreso de muchos países y, en general, a finales de este siglo.

– A algunos les ha sorprendido que usted quisiera partir del Programa y los Estatutos del Partido Comunista Rumano, los cuales, como se sabe, fueron validados en el 14to Congreso…

– Sí, partimos del Programa y Estatutos del Partido Comunista Rumano existentes, proponiendo al mismo tiempo una serie de enmiendas esenciales. Hemos difundido con este objetivo una serie de orientaciones. Tenemos que discutirlas ahora en la Conferencia Nacional de septiembre.

– Denos un ejemplo del cual resulte el modo en el que usted ve los problemas.

– Por ejemplo, el problema de la deuda externa.

– ¿Su liquidación fue correcta? ¿Toma usted la apreciación de los viejos documentos? ¿Rechaza la apreciación actual?

– Nosotros decimos, basados en conclusiones científicas exactas, que para un país pobre, la deuda es una carga, mientras que para uno rico es una bagatela. Por lo tanto, los problemas se plantean de otro modo. A los pobres, la deuda los derrumba. A los ricos los favorece. ¡Ésta es la verdad! El ejemplo de los Estados Unidos, que tienen, supuestamente, deuda externa. ¡Por favor! La deuda externa de los Estados Unidos la pagan de hecho los países pobres. Sólo para los ingenuos esto no está claro. Respecto a países como Rumania, las cosas se presentan de un modo muy diferente. No podemos admitir las mistificaciones mediante las que se nos intenta cegar hoy. Existe, y no sólo para países como el nuestro, un “umbral del peligro” en el caso de la deuda. Los economistas lo conocen. Para nosotros, éste se encuentra en el límite de unos miles de millones. Hemos vivido, hemos sentido este umbral. Siendo así, ¿cómo se nos puede comparar con los Estados Unidos? Para ellos el umbral del peligro es muy otro. ¿Acaso creen que somos tontos?

– Se da también el ejemplo de Hungría.

– Otra mistificación. ¡Para niños de jardín de infantes! En lo que atañe a los húngaros, ellos están, y se sabe por qué, bastante interesados en ser salvados de deudas. De hecho, sin embargo, en la economía húngara entran pocos dólares.
El segundo ejemplo que añadiría es el relacionado con la afirmación según la cual un partido de izquierdas no puede estar de acuerdo con las inversiones extranjeras. También esto es mentira. De hecho, los inversores extranjeros no vienen a Rumania por otro motivo bien diferente a aquél por el que estamos tan asustados: en el mundo, la demanda de inversiones es mayor que la oferta. Vivimos, pues, en dulces ilusiones creyendo que si nos arrodillamos ante Occidente, si “nos portamos mejor”, si erradicamos el comunismo, etc., las cosas van a cambiar. ¿Por que no pasa esto en relación a China? Tenemos, pues, que apostar sobre todo por nuestras propias fuerzas –¡y ellas existen!– movilizándolas mediante una Reforma que parta de la realidad.

– ¿Qué actitud tiene el nuevo Partido Comunista Rumano ante la reforma?

– No sé, en este instante, cuán duro ser. La terapia de shock no ha dado buenos resultados en ningún país. Su único efecto es el empobrecimiento de las masas, junto a una capa, más gruesa o más fina, de enriquecidos por la “reforma”. La teoría según la cual estos enriquecidos van a impulsar el desarrollo económico es otra mistificación. Pensemos: el que se ha enriquecido de modo inmoral, organizando en los dos últimos años casas de prostitución en Estambul, ¿puede ser una esperanza para sanar la economía rumana? ¿Va a traer él el progreso técnico, costumbres superiores, etc.?

– En una revista se decía que los grandes ricachones provienen de los estafadores, pero que desempeñan un papel positivo.

– El que escribía seguro ha olvidado decir en cuántas generaciones de capitalistas ha acontecido este salto. De hecho se trata, como usted puede ver, de un claro neodogmatismo. Los viejos dogmáticos al menos leían todavía algo. Es sorprendente constatar que los de hoy, (los “liberales”) no leen casi nada. Marin Preda hablaba de los pitecántropos del viejo régimen, ¡pero los de hoy son aún más primitivos que ellos!

Personalmente, no tengo nada en contra de la gente de derechas cuando tiene al menos un sistema de pensamiento. Muchos, sin embargo –los puede ver por la calle, a veces incluso leerlos–, no tienen nada más que tripas.

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