viernes, 15 de enero de 2010

17-¿La reforma Roman? El pozo de la pobreza

Texto aparecido en La Chispa número 1, incorporado a la revista La democracia, noviembre de 1991, firmado Cătălin Pătraşcu.

Vender la piel del oso del bosque es siempre un negocio: bueno para el vendedor y malo para el comprador. Pero el engaño conoce algunas etapas:

(a) vender la piel del oso de un bosque en el que se sabe con certeza que hay, a pesar de todo, osos;

(b) vender la piel del oso de un bosque en el que no se sabe si hay osos;

(c) vender la piel del oso de un bosque en el que, con certeza, no hay osos.

¡Cuidado! ¡Nosotros, los rumanos, estamos en la tercera situación!

“Sólo algunos años de sufrimiento y todo va a terminar bien… Esta esperanza, e intento escoger con cuidado las palabras, es una locura.”
(Fragmento del artículo “Carrera hacia el capitalismo”, del célebre economista J. K. Galbraith.)

En todo el Este de Europa tiene lugar, día tras día, un cada vez más sospechoso proceso de “reforma”. Precisamos con toda claridad que no echamos de menos la dictadura ni tampoco el nivel de vida modesto al que nos condenaba la pasada, para siemrpe, dictadura. Una reforma profunda de toda la sociedad es necesaria, por supuesto. La pregunta esencial que debemos hacernos, sin embargo, es la siguiente: esta reforma, así como se desarrolla en el Este de Europa, va a conducir alguna vez a la prosperidad? Porque, si para el ciudadano común significará la profundización de la miseria, nos preguntamos: ¿a quién beneficia esta “reforma”?

El que firma estas líneas no conoce a ningún economista serio, rumano o extranjero, que haya otorgado su visto bueno a las “reformas”. ¿Qué motivos tendríamos para creer que por la vía en la que nos hemos encaminado vamos a llegar alguna vez también a la prosperidad?

Por el momento lo único cierto es el empobrecimiento galopante de los (aún sin reforma) pobres. Personalmente, no tengo ningún motivo para dudar de la apreciación del economista Galbraith, presentada al comienzo.

Le pido al lector que verifique por sí mismo la veracidad de la siguiente afirmación: es muy poco probable que el ciudadano común de Europa del Este viva en los próximos diez años al menos al nivel de 1989. No. ¡Va a vivir mucho peor! Por lo tanto, no se trata de algunos años de privaciones, sino de al menos diez años de miseria. La esperanza de que al menos después se va a llegar a un nivel de vida comparable al occidental demuestra una ingenuidad rayana con la demencia.
Demostración:

La economía no es ideología. No tiene en cuenta ni a los mirones, ni a los “¡a la una, a las dos, a las tres!”, ni la verborrea de algunos. Los hechos son los hechos.

(a) Ahora la economía sigue derrumbándose. La pregunta: ¿cuándo vamos a llegar al fondo del pozo, a su punto más bajo, después de lo cual empiece el muy deseado relanzamiento económico? Palabras se pueden decir muchas. Para tomar en cuenta, pocas. Los gobernantes de Hungría, por ejemplo, esperan que su economía se encuentre en el fondo del pozo a fines de 1992, por lo tanto, esperan que la declinación se detenga en unos dos años. El canciller alemán espera que los Estados orientales de Alemania superen la fase crítica a fines de 1991, pero la falta de credibilidad de este señor es ya un hecho de notoriedad. Los gobernantes polacos no hacen muchos pronósticos, sino sólo llamamientos desesperados al capital occidental y para ser aceptados urgentemente en el mercado común. De momento, el capital occidental no viene (porque no tiene ningún motivo económico para hacerlo) y Turquía espera desde hace unos 30 años ser aceptada en el Mercado Común. ¿Por que sería Polonia más afortunada? El capital no cree en lágrimas. A nosotros nos parece realista la esperanza de que el Este de Europa esté en el fondo del pozo en cuatro o cinco años (si se insiste por la vía suicida de la “reforma”, claro). La mayoría de los economistas serios de este plazo hablan.

(b) ¿Cuál va a ser el porcentaje de la producción del año 1989, en el momento en el que estemos en el fondo del pozo? Polonia, que es ahora el país más avanzado en la “reforma”, o sea, en la destrucción de la propia economía, se ufana de tener una producción del 60% respecto a la de 1989. (¡Nótese que nosotros hemos llegado en dos años a este porcentaje!) Pero la producción continúa reduciéndose tanto en Polonia, como en nuestro país, … optismista, la industria no está destruida completamente, todavía queda la agricultura por liquidar. La liquidación de la industria de la antigua República Democrática Alemana tiene lugar a un ritmo excelente y no se excluye que la mitad de la fuerza de trabajo activa viva del seguro de paro (precisamos que se trata de un seguro de paro como para el Este, no como para Occidente… ¿Desesperación? ¿Suicidio? ¡Nada! El capitalismo no cree en lágrimas). A nosotros nos parece realista el temor de que cuando estemos en el fondo del pozo, la produción se va a encontrar a un nivel aún inferior al de 1989 (si se insiste por la vía suicida de la “reforma”, claro).

(c) ¿Cuál va a ser el ritmo annual de crecimiento económico después de que empiece el relanzamiento económico? Ofrecemos términos de comparación: un país desarrollado, con una economía sana, crece un 2~3% anualmente. Un país desarrollado con una economía en expansión (Japón, por ejemplo), crece un 4~5% anualmente. Hablamos de ritmos de crecimiento que pueden mantenerse por períodos largos, de más de cinco años, no de crecimientos coyunturales, que pueden ser mayores, pero de breve duración. Los países de la Europa occidental postbélica no han pasado en general del 3~4% anual, si hacemos el promedio por decenas de años. Un país desarrollado con su economía en fuerte expansión puede mantener incluso ritmos del 6~7% anual, pero no demasiados años seguidos (hablo del Japón de los años 60). Los ritmos del 8% y más entran en la categoría de los “milagros económicos”. En Asia conocemos el caso de Corea del Sur y el de Taiwán. Paisitos como Singapur o Hong Kong, que pueden valorificar una coyuntura favorable, no los tenemos en cuenta, al no presentar ninguna semejanza con nosotros. En la Europa capitalista los casos son extremadamente raros. Prácticamente, el único a tener en cuenta es el de Alemania Occidental, destruida por la guerra, pero que se rehizo en buena parte también debido al capital estadounidense, en unos cinco años de trabajo sin parar. Quien desee esperar una evolución semejante a la del Este de Europa, lo puede hacer, si quiere mentirse, pero sólo ignorando que la economía alemana, antes de haber sido destruida, se encontraba en el más alto nivel tecnológico mundial (por lo tanto no de segunda mano, como la nuestra), que la fuerza de trabajo estaba mejor calificada y extremadamente disciplinada. Además, existía un motivo principal por el cual había que apoyar a Alemania Occidental: bloquear el peligro mortal de la marea comunista. Ahora, este peligro ya no existe.

A nosotros nos parece realista la esperanza de un crecimiento anual del 3~4% para los primeros diez años inmediatamente posteriores al relanzamiento económico (si se insiste por la vía suicida de la “reforma”, claro).

Ahora les pedimos a todos los lectores que hayan pasado por el décimo año y que tengan a mano una calculadora de bolsillo que resuelvan una ecuación exponencial, cuya solución representa la cantidad de años necesaria para llegar al punto de donde partimos, es decir, al nivel del año 1989. La ecuación es:

k(1,0r)x=1

donde

k es el porcentaje de la producción del año 1989 en el momento en el que comienza el relanzamiento económico (nos parecería realista un k entre el 55% y el 65%);

r es el ritmo medio de crecimiento económico para los primeros años después del comienzo del relanzamiento económico (repetimos, nos parece realista un r de a lo sumo 4~5%);

x es la solución de la ecuación e indica el número de años en que la producción va a alcanzar a la de 1989.

Al resolver esta ecuación le va a abrumar la intranquilidad, y va a entender por qué es por el bien del pueblo rumano que la llamada reforma sea abandonada cuanto antes. Dado que no tenemos la garantía de que los proyectantes de la “reforma” sepan resolver una ecuación exponencial, los vamos a ayudar.

Hacemos el logaritmo:

ln(k)+x ln(1,0r)=0

Resulta el x infernal que revela nuestra miseria futura, producida por el equipo que se afana enérgicamente por imponernos la “reforma”:

ln(k)
x= ––––––––––
ln(1,0r)


Presentamos a continuación una tabla con las soluciones de la ecuación en la hipótesis de un k entre el 55% y el 65% y para ritmos de crecimiento comprendidos entre el 3% y el 7% anual:

3% 4% 5% 6% 7%
k=55% 20 15 12 10 9
k=60% 17 13 10 9 8
k=65% 14 11 9 7 6


Por lo tanto, para una previsión de un optimismo lo más optimista posible (k=65%, r=5%), o sea, el ritmo de crecimiento de una economía lo más sana posible, resulta que a los 9 años desde que se empiece el relanzamiento económico (por lo tanto no antes de 11 años a partir de ahora) vamos a llegar al lugar del que habíamos partido. No al nivel de Occidente. Al nivel de Occidente no vamos a llegar jamás si insistimos por la vía que hemos emprendido. Se desprende también de la tabla que para una previsión menos optimista (k=55%, r=3%) serán necesarios 20 años para llegar a donde hemos partido, es decir, ¡al nivel de 1989! En esto se basan numerosos economistas que afirman que el Este de Europa va a llegar al nivel de 1989 en el año 2010…

La conclusión es una sola: esta “reforma”, que significa la destrucción de la economía, debe ser abandonada. Nos hace falta un gobierno responsable, formado por personas competentes, dispuestas también a calcular, y, seguro, también a trabajar. Las empresas públicas deben conducirse así como son conducidas las empresas públicas de Japón, Alemania, Italia, o cualquier otro país próspero: con competencia.

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