sábado, 16 de enero de 2010

5-El Partido Comunista Rumano declara: se nos considera una esperanza

Artículo aparecido en la revista La calle, número 33(58), 26 de agosto de 1991. Entrevista realizada por Dragoş Dumitriu.

Como consecuencia de la publicación del artículo “¿Diga? Aquí el P.C.R.” escrito por el señor Al. Dincă, nos ha visitado a la redacción el señor Virgiliu Zbăganu, Presidente del Colegio del Comité de Reorganización del Partido Comunista Rumano. Luego de haberle ofrecido la posibilidad de publicar en nuestro diario una réplica a dicho atrículo, el señor Presidente tuvo la amabilidad de permitirnos hacerle una entrevista.

Virgiliu Zbăganu: En el número 54 de la sobria publicación La calle, el señor A. D. firma un diálogo que ha mantenido por uno de los teléfonos puestos a disposición del público por parte del Comité de Reorganización del Partido Comunista Rumano. La emoción del señor A. D. parece haber sido grande, ya que no ha retenido algunas de las afirmaciones del interlocutor, pero en cambio sí retuvo cosas que no le dijo nadie. Si su emoción hubiera sido menor, habría tenido la oportunidad de hacer preguntas que valiera la pena formular y habría obtenido respuestas que merecieran ser retenidas.

Dragoş Dumitriu: En primer lugar, le hago una pregunta obvia: ¿cómo se le ocurrió reorganizar el Partido Comunista?

– He comenzado la actividad de reorganizar el Partido Comunista Rumano por un motivo muy evidente: el desastre en el que se encuentra, en el momento actual, nuestro país. La crisis es también de orden político, las fuerzas de derechas son ahora predominantes en el escenario político. Esta situación contraviene el espíritu de este pueblo, que, en esencia, tiene una clara orientación de izquierda.

– Sin embargo, la escena política rumana esta dominada por el Frente de Salvación Nacional, partido político considerado de izquierdas. Unos lo acusan incluso de neocomunismo…

– Craso error. No quiero atacar ahora la actividad de la formación mayoritaria. Creo que la situación actual demuestra claramente la capacidad de ellos. En lo que atañe a la actividad política, nosotros consideramos que es de derechas, aunque la plataforma económica es de centro. También en lo que atañe al Frente de Salvación Nacional quiero destacar además que han desarrollado una campaña muy bien puesta a punto para destruir la imagen verdadera del Partido Comunista Rumano.

– ¿Quiénes son ustedes, los miembros del Comité de Reorganización del Partido Comunista Rumano?

– Somos un grupo de hombres valientes, que no desean sino el bien de este pueblo. Entre nosotros existen ex ilegalistas, pero también jóvenes que, antes de la revolución, no habían formado parte del Partido Comunista Rumano. Yo he sido también antes miembro del partido, tengo 37 años y soy ingeniero, egresado de la Facultad de Cibernética.

– ¿En qué consta la actividad del Comité?

– Así como dice el título, Comité para la Reorganización del Partido Comunista Rumano, intentamos crear comités en todo el país. Y puedo decirle que la gente nos mira con esperanza.

– Incluso me temía esto. Era sólo una suposición, pero usted me la transforma en certeza. A propósito, ¿cómo considera a los anticomunistas?

– Los anticomunistas son de dos tipos. Los menos, los que fueron anticomunistas desde antes de diciembre de 1989. Éstos son hombres estimables, que han hecho una elección, y tal vez sufrieron por ella. Respecto a éstos, tenemos la estima de aquél que, creyendo en algo, respeta lo que creen los otros. Lamentablemente, estos anticomunistas son muy pocos. La mayoría forma parte, infelizmente, de otra categoría. Los que le chuparon las medias a Ceauşescu hasta el último momento, siendo culpables de colaboracionismo del más alto grado. Éstos constataron por enero de 1990 que ellos, de hecho, no han podido soportar jamás el comunismo. Mientras más culpables se sienten, más escupen donde lamieron toda la vida. Los ejemplos llenarían miles de páginas. Hacia ellos, no sé quién podría encontrar alguna huella de respeto.

– ¿Cuál es su posición respecto al Partido Socialista del Trabajo de Ilie Verdeţ?

– El hecho de que hayamos comenzado nuestra actividad después de aproximadamente seis meses de la aparición del Partido Socialista del Trabajo dice mucho. Existen algunos puntos de vista comunes, pero asimismo muchísimas diferencias esenciales.

– ¿Insuperables?

– Muchas, sí. El tiempo podría, sin embargo, resolverlas.

– ¿Cómo consideran los miembros del Comité de Reorganización la consigna “Abajo el Comunismo”?

– En general, con simpatía… Lamentablemente, ninguno de los valientes intelectuales (?) que se cansaron de burlarse del comunismo y de desenmascararlo con un coraje siempre fresco gracias a la ausencia de la opinión contraria (el hecho de que en un año y medio no hayan recibido ni una sola réplica parece haberles potenciado el coraje; qué placer es ser el héroe cuando el adversario está atado de pies y manos…) se ha planteado la pregunta: bueno, bueno, pero ¿qué es, a fin de cuentas, el comunismo? Ello, para saber de qué estamos hablando. Nos habría alegrado que nuestros intelectuales radicales hubiesen sentido la necesidad de aclarar sus nociones, para no transformarse en marionetas teledirigidas por fuerzas de ningún modo limpias. Pero, como dice el poeta: “Si no hay en pleno invierno flores/ No las echemos de menos”.

Así pues, para el gran público, esta noción confusa de “comunismo” significa “lo que hubo antes”. Distingamos sus características principales:

(a) Un sistema político totalitario, basado en la supremacía del partido único. Además, el partido único no tiene una estructura interna democrática, de modo que la dictadura no la ejerce de hecho el partido, sino una cantidad extremadamente pequeña de personas que se encuentran en la proximidad inmediata del líder carismático, poseedor de numerosas características milagrosas (durante un buen tiempo, Ceauşescu fue el genio de los Cárpatos, característica adoptada por nuestra prensa como segura, a sugerencia del señor Octavian Paler, luchador por la democracia de hoy).

(b) La economía está fuertemente estatizada, de modo que servir al estado se transforma casi en la única fuente de existencia. La iniciativa particular es insignificante y tiene un status tolerado.

(c) Oficialmente, en la base de la organización social existe una tendencia igualitaria. En realidad, existen algunos “más iguales” que todos los otros: los que se encuentran en la punta de la pirámide social, la nomenclatura, que se constituye como una clase arrogante, con sus propios intereses. Alrededor de la nomenclatura, alrededor de los privilegiados gira una fauna heterogénea, numerosa, de enriquecidos de modo sospechoso.

Con la pena de apagar el televisor justo cuando echan una película de terror, privando al público de la alegría de horrorizarse tranquilamente, diremos: si esto es el comunismo, entonces nosotros, los comunistas rumanos, hemos sido siempre anticomunistas.

– Perfecto. Veamos ahora cómo piensa el “nuevo” Partido Comunista Rumano.

– Vayamos en orden.

(a) El sistema del partido único es, en la historia, un accidente. De esto han sido víctimas sin discriminación liberales, comunistas, campesinistas[1], socialistas, monarquistas, anarquistas, cristianos, musulmanes, etc., etc. La lógica del sistema totalitario es una sola: la cabeza que se levante será cortada. Seguro, al público se le vende una ideología de coyuntura, un “ismo”. En Europa Oriental se llamó “marxismo”, aunque los que lo “implementaban” no se tomaron jamás la molestia de leer lo que escribieron Marx, Engels o Lenin; si lo hubiesen hecho, habrían visto la diferencia entre lo que hacían y lo que escribieron los clásicos tan invocados en ausencia, en algunos países árabes se ha llamado socialismo, en Nicaragua se ha llamado “nacional-liberalismo” (¡exactamente así!). Identificar la ideología comunista (la verdadera) con la teoría del sistema totalitario es posible, pero sólo si disponemos de un mecanismo de falsificación de la historia bien puesto a punto. Que borre de la historia nombres como Panait Istrati (comunista rumano, hombre de una honestidad intachable); George Orwell (comunista inglés, autor de dos libros imponentes: La granja de los animales y 1984); Nagy Imre (comunista húngaro, líder de la revolución de 1956 que empezó como un movimiento de restauración de la democracia parlamentaria); Milovan Djilas (comunista yugoslavo, autor del libro La nueva clase, donde se revela que los trabajadores no son en el “socialismo”, ni libres, ni la clase gobernante); Alexander Dubcek (comunista checoslovaco, líder de la Primavera de Praga, que tuvo como objetivo la reinstauración de la democracia parlamentaria).

(b) La hostilidad de los regímenes “comunistas” respecto a cualquier forma de iniciativa particular se explica a primera vista por la hostilidad respecto a la explotación. Porque el pequeño empresario puede transformarse más tarde en un gran capitalista. “La pequeña propiedad genera capitalismo día tras día y en proporciones de masa”, he aquí una frase citada con placer por Stalin. Tal vez al comienzo la explicación fuera ésta. Al pasar de los años, sin embargo, a medida que el sistema totalitario entraba en la fase de demencia senil, los resortes de la hostilidad respecto a la libre iniciativa se desliza hacia una zona absolutamente diferente: el pequeño empresario es antipático, bueno sólo para ser liquidado como grupo social, no porque explote al hombre, sino porque es más libre que el asalariado del Estado, menos controlable, menos chantajeable, más difícil de aterrar.
La actitud de la izquierda moderna respecto a la iniciativa privada no es de ningún modo hostil. Es más, la libre iniciativa debe ser estimulada, apoyada eficientemente, para que se desarrolle en el marco estricto de la ley, sin robos ni fraudes.

(c) La necesidad de igualdad es una constante en la historia humana. Los espíritus evolucionados han estado siempre en contra de los privilegios de cualquier tipo. Pero en el momento en el que se ha intentado la organización de comunidades estrictamente igualitarias, los efectos han sido en general contradictorios, y a menudo deprimentes. Teorías las ha habido muchas, pero se han desplomado al entrar en contacto con la realidad. Por ejemplo, durante la revolución española de los años 1936-1939, en las zonas controladas por las milicias anarquistas se pasó a poner en práctica el proyecto anarquista llamado “el comunismo libertario”[2], el comunismo en libertad. Significó la muerte de este proyecto.

La izquierda moderna, (inclusive la comunista) ya no ve ahora la igualdad como imposibilidad de diferenciar a los hombres. Los hombres son diferentes, por lo tanto uniformizarlos significa mutilarlos. La izquierda moderna (inclusive la comunista), milita por la igualdad de oportunidades. Dos jóvenes que parten en la vida deben tener chances iguales, no importa de qué medios provengan. Esto significa la proteción del niño, acceso a la instrucción de alto nivel, acceso a la cultura, en general, una perspectiva humanista de la sociedad. Cómo cada uno saque provecho de sus oportunidades, esto atañe a cada uno, y es normal que aquél que ha desperdiciado sus oportunidades soporte las consecuencias. Más ampliamente, la igualdad de oportunidades significa que en cualquier situación de competencia en cualquier ámbito (comercio, cultura, industria, etc.) los competidores arranquen en la competición con igualdad de oportunidades.

– El reingreso en la escena política de la extrema izquierda, es decir, de los comunistas, ¿no hace acaso también legítimo el regreso a escena de la extrema derecha?

– El Partido Comunista no es de extrema izquierda. Los partidos extremistas no conocen las reglas del juego democrático, y apuestan por soluciones de tipo insurreccional o del tipo de golpes de fuerza. Por ejemplo, nuestros monarquistas radicales son extremistas porque no aceptan la idea de un referéndum que establezca la forma de Estado de Rumania.

– Los comunistas hablan ahora de democracia. ¿En qué sentido usan ellos este término?

– En el sentido original, de gobierno del pueblo. El lector podría ponerse nervioso. ¡Han existido tantos regímenes dictatoriales que se han dicho “de izquierdas”!… Que se hayan dicho de izquierda, no significa que lo fueran. Seamos serios. Si Elena Ceauşescu hubiera dicho que es Marilyn Monroe, ¿le habrían creído?

La democracia no se reduce al juego político multipartidista. Tiene también un componente económico, uno cultural, y uno informacional. Ésta última, la democracia informacional, en nuestros días brilla cada vez más por su ausencia. No esencial hace algunas décadas, hoy, en la sociedad informatizada, ella sube al primer lugar, siendo tal vez más importante incluso que el multipartidismo. No es necesario matar a “x”. Es suficiente con proporcionar a “y” informaciones de las que se desprenda que debe matar a “x”. No es necesario golpear a “x” en la cabeza para sacarle el dinero. Basta con bloquearle el acceso a la información que le hace falta, y será tu peón.
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[1] Del Partido Nacional Campesino, actualmente Partido Nacional Campesino Demócrata Cristiano. N. del t.
[2] En castellano en el original. N. del t.

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